Oda a mis perros

Amo a mis perros...
Quienes creen conocerme así lo afirman...
Esto así, por que son parte importante de mi existencia, y en gran medida este amor se traduce en agradecimiento hacia las enseñanzas que me transmiten estos seres.
Mis perros son especiales: saben cuando estoy verdaderamente triste, tácitamente se recuestan de mi sin esperar que desvie mi atención hacia ellos, como permitiendome concentrarme en los problemas que me pudieran estar aquejando.
Sin embargo, cuando intúen que estoy contenta no sólo sus colas me dejan saber que la empatía es mutua, sino más bien que sus ojitos empiezan a brillar de una manera casi cómplice, para hacerme saber que comparten conmigo ese momento -raro, tal vez entre los miles de problemas que nos quejan al día- pero felíz.
Como en la actualidad no estoy viviendo en la casa materna, que es justamente donde viven mis 5 angelitos, cuando semanal o mensualmente llego, creo que perciben las vibraciones de las gomas a varios metros, por que cuando finalmente llego, ya la orquesta ha iniciado su concierto. Y, como si supieran que su recien llegada ha pasado de ser la ¨ama-permanente¨ a la ¨ama-visita¨, mientras dure mi corta estadía de un fin de semana que no excede un día, mis perros no se despegan de mi, sabiendo que el tiempo que estaré es limitado en comparación con el anterior...
Mis niños que oscilan entre los 8 y 2 años (edad humana), me roban el corazón cada día más..
Una de las características más valerosas que encuentro en ellos, es justamente el hecho de poder darles de comer en la boca cada vez que puedo, eso me encanta... Ver la delicadeza que toman al quitarme de las manos el alimento que les ofrezco.. Y sobre todo, ver que ya cuando termina la comida, no se atreven a morder mi mano... Por el contrario, quizás me premian con una lamida de agradecimiento...
...Es precisamente esta una de las cualidades que más me fascina de mis perros: NUNCA MUERDEN LA MANO DE QUIEN LES DA DE COMER... Justo lo contrario de lo que hacen la mayoría de los humanos.